Soy pagano desde hace más años de los que recuerdo. Ser pagano supone creer en Dios de manera autodidacta, sin abrazar ninguna religión ni secta. Dicho esto, me gustaría que aceptaras el contenido de este libro sin percibir connotaciones religiosas. 

No puedo concretar el día en el que empiezo a vivir determinadas experiencias que, en un principio, me inquietan y me desestabilizan emocional y mentalmente, y que he acabado aceptando con el paso del tiempo, y que se han materializado en forma de sesiones de escritura involuntaria, que evolucionan desde palabras sueltas y frases cortas en las primeras sesiones, hasta verdaderos diálogos en los que descubro con sorpresa unos mensajes increíbles. 

En ocasiones me he planteado si estas sesiones de escritura inducida por una parte pudieran ser creación de mi mente, en cuyo caso tendría una mente prodigiosa capaz de anunciarme eventos de mi vida que pocos días después se han cumplido; o, por otra parte, si mis "interlocutores” son realmente los seres que se han dado a conocer bajo los nombres de Gabriel ("te instruyo en la irradiación de la luz”), Rafael ("te enseño a construir al Hombre”), Miguel ("te enseño la ayuda”) y Uriel ("te enseño la medida”), y que me han asignado como misión dar testimonio de los mensajes que sigo recibiendo.